No puedes hacerlo solo. Forma un trío de oración, invitándote a reunirte semanalmente con dos creyentes por 30 minutos. Juntos, formarán un trío poderoso, dedicando tiempo a orar fervientemente por tres asuntos específicos cada uno. Esta práctica fomenta un sentido más profundo de comunidad, crecimiento espiritual e intercesión colectiva, reforzando nuestro compromiso de nutrir un cuerpo unido y orante de Cristo en nuestra misión global.